El riego en la agricultura representa una alternativa para incrementar la producción de alimentos y el rendimiento en cultivos, y éste puede duplicarse en relación con el máximo que se obtiene bajo temporal.
Los sistemas de goteo y subterráneo son los más eficientes, en tanto que los de aspersión y de superficie generan un alto consumo de agua y la salinización de tierras, con su consecuente daño al ambiente.
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De los métodos de riego en la agricultura, los más utilizados hasta el momento son el riego por aspersión y el riego de superficie. Este último es uno de los más ineficientes y es empleado, en general, por pequeños agricultores —quienes no pueden acceder a equipos hidráulicos complejos—, pero que predominará hacia 2030, a pesar de ser un sistema que consume mucha agua y en ocasiones causa problemas de anegamiento y salinización.
En segundo término se emplean el riego por goteo y el riego subterráneo, dos tipos de riego localizado, cada vez más populares por su mayor eficacia al aplicar pequeñas cantidades de agua en sitios localizados como las raíces de los cultivos, lo cual permite la reducción en el consumo del vital líquido.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asegura que los resultados obtenidos en muchos países demuestran que los agricultores que han decidido cambiar su sistema de riego en surcos o de aspersión por uno de riego por goteo, disminuyeron su consumo de agua entre 30 y 60 por ciento.
Con base en este resultado, se prevé que el riego por goteo y el subterráneo probablemente serán las tecnologías que aplicarán a futuro en los países en desarrollo, donde la mano de obra es abundante y los recursos financieros escasos, asienta el organismo internacional en el documento Agua y cultivos. Logrando el uso óptimo de agua en la agricultura.
El riego por goteo es un sistema que tiene la ventaja de incrementar los rendimientos de los cultivos, debido a que las plantas reciben la cantidad de agua necesaria y ello reducir la salinización de suelos. Empero, aun cuando esta tecnología es simple, requiere de cierto nivel de inversión y un mantenimiento cuidadoso.
El costo de un sistema de riego por goteo aún es demasiado alto para la mayor parte de los pequeños productores, su precio oscila entre los 1,200 y 2,500 dólares por hectárea (ha), en Estados Unidos, lo que representa unos 25 mil pesos mexicanos.
La FAO plantea en el documento que el riego suplementario y a pequeña escala, tanto tradicional como moderno, podrían desempeñar un papel importante en el incremento de la productividad de las áreas de temporal.
Esto se puede lograr utilizando tecnologías como las bombas de pedal, que permiten a los agricultores de escasos recursos manejar sus propios sistemas de acuerdo con sus necesidades y también a través del bombeo de agua con pequeños motores diesel o eléctricos que suelen ser más económicos que los proyectos a gran escala.
Predomina temporal
En el mundo predomina la agricultura de temporal, la cual “se practica en 83 por ciento de las tierras cultivadas y produce más de 60 por ciento de los alimentos del mundo”, según datos de la FAO.
En las regiones tropicales con escasez de agua, “la agricultura de temporal es practicada en más de 95 por ciento de las tierras cultivadas, pues en estas zonas el riego convencional de cultivos para la producción de alimentos resultaría muy costoso y apenas justificable en términos económicos”, apunta el organismo.
La tecnología de riego, a pesar de ser una de las actividades más subvencionadas del mundo, no se ha desarrollado rápidamente debido a que sus costos económicos y ambientales siguen siendo muy altos. “Los agricultores adoptarán tecnologías de riego que ahorren agua si tienen incentivos, siendo uno de los más importantes el aumento del precio del agua de riego”, indica la FAO.
Los costos ambientales de las zonas regadas son altos. A menudo el riego intensivo produce anegamiento y salinización de las tierras; lo cual no repercute en el precio de los alimentos.
El reporte indica que “alrededor de 30 por ciento de las tierras regadas están moderada o severamente afectadas”. También advierte que anualmente el área de riego se está reduciendo entre 1 y 2 por ciento a causa de la salinización de los suelos.
La FAO reporta que aproximadamente 30 millones de has se encuentran seriamente afectadas por la salinidad y se estima que cada año se pierden 500 mil has para la producción agrícola debido a este problema.
El organismos internacional considera que la reducción de la carga contaminante de las aguas residuales de fincas, industrias y áreas urbanas, permitiría su empleo en los sistemas de riego, al considerar que el valor de estos afluentes como fertilizante es tan importante como el valor del agua.
Pero concluye que aun siendo optimistas sobre el aumento de la productividad agrícola, la eficacia del riego, y la expansión del regadío “se espera que en los países en desarrollo en 2030 la agricultura bajo riego necesitará 14 por ciento más de agua. Lo cual requerirá una capacidad de embalse adicional de unos 220 kilómetros cúbicos” |
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